yo tenía una verdad que
sacaba a pasear. y venía
cuando le gritaba el nombre.
le gustaban los cítricos,
le caía bien yo.
mi papá me dejaba que
la entre a casa.
mi hermana me decía
que qué cierta es!.
y mis amigos venían a verla,
de lo linda que era.
de lo cierta que era.
mi mamá le había puesto nombre,
mi maestra me pedía que
hable de ella en clase.
era tan cierta.
le gustaban tanto las
naranjas.
después se puso vieja,
cuando empecé a hacerme joven.
le importó más fifar
que mi voz en su nombre.
más montarse otras verdades,
que mi patio.
se la llevaron al campo,
a un campo que quedaba cerca,
lleno de verdades en
celo.
a veces desde el colectivo
la veía.
nunca volví a gritarle, no
me va a gustar que no
venga.
qué tan blanca era, también,
mi verdad.
la boca le fluorecía
cuando comía.
me cegaba el contraste
con el césped.
me quieren vender la noche por luz
la calma por tempestad
y yo quiero saber dónde diablos está
dónde diablos está la verdad.
me quieren vender la piedra por flor
la niebla por claridad
y yo quiero saber dónde diablos está
dónde diablos está la verdad.
