otra la cama,
pero el sueño
sigue el mismo.
y el ritmo de la respiración.
y el frío en los pies.
no era la cama, parece.
porque pasan
todavía
23 minutos
hasta que no despiertan
los autos de la avenida.
hasta que no hace reir
el viento
que burla la cerradura.
hasta olvidar
no saber
quién,
y angustiar
en el sueño
que tampoco
esté.
cama nueva
y no
las sábanas.
ni nueva
la de sobre
el colchón.
ni el sueño
ni el almohadón.
